«Y hará que sea cabalmente curado» (Éxodo XXI: 19).
De este versículo deducimos la autorización concedida a los médicos para que sanen (Baba Kamá 85a).
El médico no debe abstenerse de ofrecer sus servicios médicos tan sólo por temor de matar al paciente, desde el momento en que se trata de un médico competente y bien preparado; tampoco debe abstenerse alegando que sólo D’s es el Sanador de toda carne, porque esto pertenece ya al orden sobrenatural…
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