Nunca en la historia de la humanidad hubo una generación tan exhibicionista. La sociedad actual no conoce límites. Prácticamente, todo lo que se supone que debe estar cubierto y ser privado se exhibe y se ha vuelto público; hasta tal punto, que esta exposición se convirtió en un símbolo de nuestra época.
Gente de todas las edades se muestra en público mal vestida, sin el más mínimo reparo o vergüenza. La sociedad dejó de sentir el pudor natural con respecto a la exposición excesiva y desconoce completamente lo desagradable que resulta y la falta moral inherente a este comportamiento.
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