Aun en este día y época, la mayoría de las mujeres aceptan graciosamente la tradicional regla de «las damas primero», tanto si se trata de salir de un barco que se está hundiendo o pasar a través de la entrada de un salón de baile. Comúnmente percibida como una concesión al género más débil por el más fuerte, la regla está realmente fundamentada en una razón muy diferente, al menos según la tradición judía.
Cuando Di-s instruyó a Moisés para que preparara al pueblo de Israel para recibir la Torá en el Monte Sinaí hace unos 3.300 años, dijo: «Habla a la casa de Jacob, y di a los hijos de Israel» (Éxodo 19:3). La «casa de Jacob», explican nuestros sabios, son las mujeres; «los hijos de Israel», los hombres. En otras palabras, habla primero con las damas.
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